En comparación con el vidrio o cristal tradicional, el vidrio de seguridad tiene características adicionales que hacen que este sea mucho más resistente y que al quebrarse, al recibir algún tipo de impacto, no lo haga en muchas fracciones. Esto representa el principal motivo por el cual esta tecnología es tan usada hoy en día, ya sea para puertas de oficina, ventanas, parabrisas de autos, escaleras, etc.
Esta tecnología que nos brinda mayor seguridad, al reducir la posibilidad de salir lastimado en caso de quebrarse un vidrio cerca a nosotros, tuvo sus inicios alrededor del año 1903 cuando el químico francés Édouard Bénédictus, quien trabajaba en su laboratorio, accidentalmente dejó caer un frasco de su escritorio que contenía nitrato de celulosa, cuando este impactó el suelo, extrañamente no se quebró en mil pedazos, simplemente se llenó de grietas y sus fragmentos quedaron, por así decirlo, unidos. Sin entender qué ocurría, se puso a investigar y al cabo de unas cuantas horas se dio cuenta que el vidrio había absorbido el nitrato de celulosa creando una fina capa que se encargaba de mantener unidos los pedazos.
Dada la cantidad de heridos por accidentes en los cuales se involucraron fragmentos de vidrio, esto hizo pensar que este tipo de combinación podría aplicarse a una gran variedad de soluciones tanto caseras como industriales. Quizá su aplicación más conocida es en los parabrisas de nuestros autos, al recibir un impacto, en lugar de que los fragmentos nos produzcan varios cortes, el vidrio simplemente se fragmenta y se mantiene unido.
En conclusión y como ya nos habremos dado cuenta, el vidrio de seguridad fue una invención hecha por accidente. Esta no es la primera vez que escuchamos este tipo de historia y muy seguramente seguiremos conociendo de muchos tipos de tecnología que nacieron sin “querer queriendo”.